Del libro a la pantalla: 10 adaptaciones favoritas del equipo de Stories2Be
¿El libro es mejor que la peli? Esta pregunta es uno de los lugares comunes más desgastados que pudiera existir. Pero no son pocos los que esgrimen el argumento de que la novela es siempre superior a su traslación audiovisual. Algunos fieles defensores del negro sobre blanco no quieren ni oír hablar de que una de sus novelas favoritas se ha convertido en una película o una serie. Sin embargo, otros disfrutan de ambos universos y de sus mutaciones, como si el texto escrito se desplegase en una segunda vida audiovisual, aportando otras sensaciones, otras reflexiones, otras miradas… Y para muestra, un botón. Aquí tenéis nuestras adaptaciones literarias favoritas: aquellas que se quedaron con nosotras para siempre; desde que abrimos las primeras páginas y desde que sus primeros fotogramas cautivaron nuestras retinas. Ejemplos de un estupendo trabajo de adaptación a un nuevo lenguaje. En este post os traemos 10 obras literarias y apuestas fílmicas de todo pelaje, que consiguieron atraviesan el espacio y el tiempo para quedarse en nuestra memoria para la posteridad.
Nuestras 10 adaptaciones favoritas del libro a la pantalla
- Cuenta conmigo (Stand by Me, Rob Reiner, 1986)
Basada en la novela El cuerpo (The Body, 1982) de Stephen King. Una película que sigue formando parte de estanterías en secciones infantiles… ¡Y nunca entenderemos por qué! Una historia tan tierna como terrorífica sobre lo que implica crecer; atravesada por conceptos como la amistad, la familia y los lazos afectivos. Uno de los relatos coming of age más emblemáticos que existen.
- Suspense (The Innocents, Jack Clayton, 1961)
Adaptación cinematográfica de la célebre novela de Henry James Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw, 1898). Uno de los paradigmas de la literatura gótica. Puede que la dirección y la puesta escena de Clayton a día de hoy nos resulte un poco recargada, pero sin duda es capaz de jugar con nosotros y hacernos dudar sobre si, nuestra querida protagonista, es capaz de discernir los límites entre la realidad y la fantasía. Un ejemplo perfecto de que pocas cosan dan más miedo en el cine que los niños.
- Tenemos que hablar de Kevin (We Need to Talk About Kevin, Lynne Ramsay, 2011)
¿Qué decíamos sobre el terror y los niños? Basada en la inquietante (y necesaria) novela homónima de Lionel Shriver. La adaptación consigue trasladar ese crudo retrato de la maternidad sin adornos y de la depresión postparto. Y, al mismo tiempo, consigue conducirnos por terrenos profundamente incómodos; reflexionando sobre el origen del mal, la psicopatía, los prejuicios y los tabúes en torno a la infancia, la crianza y los roles de género.
- Ran (Akira Kurosawa, 1985). Hipnótica adaptación de la tragedia El rey Lear. Si una película pudiera ser un cuadro, este filme sería un gran ejemplo. Tampoco nos olvidamos de la imprescindible adaptación de Macbeth por parte del maestro japonés: Trono de sangre (1957), otro ejemplo de su fascinación por Shakespeare. Muy interesante la unión de ese imaginario shakespeariano con elementos del folclore nipón.
- As Ilhas Encantadas (Carlos Vilardebó, 1965). Adaptación de Las encantadas (The Encantadas) de Herman Melville. El rostro de Amália Rodrigues rodeado por el paisaje rocoso de la isla es una experiencia insólita.
- Las normas de la casa de la sidra (The Cider House Rules, Lasse Hallström, 1999). Basada en Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra de John Irving. El hecho de que esté adaptada, a pesar de la complejidad, por él mismo, explica la atmósfera gemelar en libro y peli. Sin saber cómo huele el éter, no podemos dejar de respirarlo en ambos formatos. En su tiempo, una de las mejores obras de ficción que se atrevía a hablar, entre otros muchos temas tabú, del aborto.
- Un largo adiós (The Long Goodbye, Robert Altman, 1973). Curiosa adaptación de la novela homónima de Raymond Chandler, donde vemos a un Philip Marlowe diferente: no es el seductor de turno, ni tampoco el duro y firme hombre imbatible en su búsqueda de la verdad. Mucho tuvo que ver en esto la autora del guion, Leigh Brackett, quien en 1946 adaptó otra novela de Chandler, esta vez con Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Tan eterna como su título en español: El sueño eterno (The Big Sleep, Howard Hawks).
- Fluchtweg nach Marseille (Ingemo Engström y Gerhard Theuring, 1977). Alquimia del proceso de adaptación de la novela de Anna Seghers Transit: diario y ensayo al mismo tiempo de la adaptación de un texto literario y sus circunstancias históricas.
- Honor de cavalleria (Albert Serra, 2006). Adaptación minimalista del texto de Cervantes, donde Don Quijote y Sancho Panza quedan a expensas de ser, simplemente, contemplados.
- Lo que queda del día (The Remains of the Day, James Ivory, 1993). Adaptación de la novela de Kazuo Ishiguro a cargo de Ruth Prawer. Probablemente, un buen ejemplo de cómo una adaptación cinematográfica puede profundizar aún más, gracias a sus brillantes actuaciones, en el universo propuesto por la novela. Un mayordomo toma conciencia, en los años finales de su vida, de lo poco que le ha servido vivir de un modo intachable al lado de un hombre indigno. Dejando pasar, para ello, la oportunidad de vivir un gran amor. Inolvidable la compleja seriedad contenida en el cuerpo de Anthony Hopkins.
¿Qué opinas de nuestra selección? ¿Cuáles son las adaptaciones al cine que más te han marcado? ¿Eres de las que sigues prefiriendo el libro antes que la peli? ¡Te leemos en comentarios!
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